Los insectos como otros invertebrados se han conservado en estado fósil por una serie de acontecimientos que tuvieron como resultado su enterramiento en un medio adecuado. Es necesario un enterramiento inmediato para que se conserve todo el insecto; de otra manera el cuerpo se reblandece y caen todas sus partes, quedando muchas veces solo las alas. Estas se descomponen más lentamente y por lo tanto, pueden conservarse en condiciones menos favorables, razón por la cual muchos ejemplares de insectos fósiles consisten únicamente en las alas. Además, los insectos fósiles no se encuentran en tantos yacimientos ni localidades como la mayoría de otros artrópodos.
En realidad la primera constancia geológica del origen de los insectos es todavía insegura; se han encontrado unos pocos fragmentos de pequeños artrópodos en un cuarzo del período devónico (anterior del carbonífero, 300 millones de años aprox.) y un grupo de científicos los clasificó como Tisanuros, pequeños insectos sin alas de cuerpo desnudo y a menudo cubierto de escamas, sin una metamorfosis marcada, pero su verdadera identidad será dudosa hasta cuando se sepa más de ellos. Lo mismo puede decirse para otros tres fósiles del primer período carbonífero, consistentes en algunas alas encontradas en Checoslovaquia y Alemania; lo único que puede deducirse es que en aquella época existieron insectos voladores con alas perfectamente desarrolladas.
Desde el período siguiente (50 millones de años) en adelante la entomofauna es mucho mejor conocida; ésta se encuentra ya muy evolucionada y comprende diversos grupos con analogías a algunos órdenes de los insectos actuales.
Los insectos del carbonífero fueron reunidos por el paleontólogo norteamericano, Samuel Hubard, en un gran grupo que denominó "Palaeodictiopteros", el cual posee algunas samejanzas con los actuales ortópteros ( cucarachas, langostas y grillos ); estos antiguos insectos eran de tamaño mediano y hasta donde sabemos, todos los representantes tuvieron un par de lóbulos membranosos en el primer segmento torácico, considerados como indicadores del origen de las alas funcionales. Desafortunadamente no se conocen las fases metamorfósicas de ellos.
Otros contemporáneos de estas libélulas gigantes fueron los del género "Titanophasma", de abdomen largo y delgado y de alas estrechas y membranosas, casi tan grandes como las anteriores; no se han encontrado estados metamorfósicos en ninguno de los dos grupos, pero se supone que fueron acuáticos y de metamorfosis sencilla. Como en aquel tiempo no habían aparecido todavía las aves, ni ningún vertebrado volador, quizá fueron ellos quienes dominaron el aire sin ser molestados por ningún otro animal.
Volviendo a nuestro caso de las cucarachas, jamás logré obtener en el Patía un ejemplar fósil tan grande como algunas cucarachas que hoy día habitan esa región, donde existen especies gigantes que sobrepasan las dos pulgadas y media de longitud.
Las cucarachas son posiblemente los insectos más ampliamente distribuidos en el globo; se han clasificado hasta ahora cerca de 3.500 especies, encontrándose en casi todos
los tipos de climas existentes en la tierra.Naturalmente, no todas han adquirido hábitos domésticos y muchas especies presentan aspectos muy atractivos, como cierto tipo de cucarachita verde que habita las hojarascas y los detritos de los bosques circundantes de Manizales.
Como dato interesante, algunos yacimientos europeos de fósiles solo han mostrado cucarachas.
Entre los órdenes de insectos extinguidos, los más expectaculares fueron sin duda los "Protodonata" semejantes a las actuales libélulas, que han sido encontrados en antiguas rocas de Frencia y Estados Unidos; poseían éstos un poderoso aparato masticador y sus patas estaban cubiertas de fuertes espinas. Todos estos protodonatos fueron grandes y algunos verdaderamente gigantescos, con una envergadura de 75 cms. de extremo a extremo de las alas y un cuerpo de hasta 40 cms. de largo, es decir, aproximadamente el tamaño de un gavilán.A juzgar por las semejanzas con sus actuales descendientes, estas superlibélulas debieron ser ágiles cazadoras de otros insecto, y sin duda capturaban sus presas al vuelo para luego devorarlas, mientras descansaban posadas sobre los helechos gigantes y otras plantas primitivas.
Un estudio detallado del origen de los insectos pone en evidencia ciertos cambios progresivos estructurales a través de todos los períodos geológicos; aunque todo esto es aún tema de controversia entre los investigadores, se tienen suficientes pruebas que indican los pasos importantes en la evolución de estos animales.Los estudios morfológicos de los insectos existentes prueban que sus primeros antecesores fueron ápteros, (sin alas) como los actuales Thisanura "pescaditos de plata" que se encuentran ocasionalmente en las bibliotecas y sitios sombríos. La aparición de las alas, modificación probable de aletas laterales, fue sin duda el cambio más significativo en la línea evolutiva de los insectos.
Los insectos voladores primitivos no podían flexionar las alas en posición de reposo. El segundopaso evolutivo importante consistío en el desarrollo de una articulación que les permitió recoger las alas sobre el abdomen cuando no volaban; la adquisición de este mecanismo los hizo escurridizos y les dió facilidades para esconderse ertre las piedras, rocas y detritus vegetales.
El tercer cambio evolutivo importante consistió en lograr una metamorfosis de tipo más completo con fases de larva y ninfa. Desde entonces, no se han operado cambios de tanta importancia.
La fauna insectil de nuestros tiempos no es más que una pequeña parte del total de los que vivieron en los 350 millones de años atrás y han sobrevivido durante todo ese tiempo, sin sufrir modificaciones tan marcadas como en otros seres vivientes, pero se han adaptado maravillosamente para soportar toda la variedad de condiciones que hay sobre la tierra, y es de esperar que hayan adquirido especializaciones y adaptaciones que nosotros no entendemos completamente.El grado de desarrollode los insectos es extremadamente variable y difícil de medir por normas humanas.Es bien conocido por todos que muchas especies de hormigas, abejas y termites de tendencias sociales, muestran un alto grado de eficiencia en sus laboriosas construcciones, movidas por alguna inexplicable fuerza definida como instinto, si no es por facultades de razón e inteligencia.
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